Como la iluminación hubo que prepararla durante el montaje con las casas ya acabadas y rematadas, tuve que hacer una sencilla instalación, que quedara invisible y lo más resultona posible. No quedó mal del todo, pero si que es cierto que está muy por debajo del nivel del resto del Belén. Mea culpa.
Para dar un tono más cálido aún al pesebre, utilicé LEDs naranjas, en lugar de blancos como en el resto del Belén, dado que los blancos azulean un poco y dan una iluminación un poco fría. Esta decisión ha tenido sus consecuencias, los LED naranja se comportan de distinta manera a los blancos, lo que produce que se fundan porque no lo tuve en cuenta, así que ya ha tocado hacer alguna reparación y creo que no será la última.
Al respecto de este fenómeno electrónico, en la visita que hice ayer al Belén junto con mis amigos del Grupo Universitario de Informática (a estas alturas ya todos somos ex-miembros), Jesús Arias, hoy Catedrático de Electrónica en la Universidad de Valladolid, hizo el siguiente comentario...
... el año que viene tendremos la mejor iluminación de España, os lo aseguro.
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